El
último proyecto del curso ha sido sobre las entrevistas. Pienso que se ha
tratado de un trabajo bastante interesante. A continuación voy a relatar en qué
ha consistido
Pasa estas
frases a pregunta indirecta (A hacer en clase)
¿Cuántos
años tienes?
¿Porqué no te callas?
¿cuándo vendrás?
¿Cuál ha sido el mejor proyecto?
¿Con quien se casó Pedro?
¿Alguien viajará a Mallorca?
Repaso orográfico de:
Pronombres interrogativos Accentos en las palabras acabadas en IÓN Palabras que en catalán llevan J y en castellano Y
Juul tenía
rizos, rizos rojos como hilos de cobre, eso gritaban todos: ¡hilos de
cobre! ¡tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja! Un día Juul cogió unas
tijeras y rizo a rizo se los cortó.
Juul
tenía la cabeza pelada y todos le decían: ¡bola de billar! ¡cara de
huevo! Por eso se puso un gorro. Al no tener pelo, el gorro le caía
encima de las orejas y éstas se le salían un poco, '¡orejas de soplillo!
¡Dumbo! ¡echa a volar!', le llamaban ahora. Eso le hubiese gustado a
Juul, volar muy lejos de allí. De dos rabiosos tirones Juul se arrancó las orejas. Como
no tenía orejas el gorro le caía encima de los ojos impidiéndole ver, y
empezó a chocarse contra las paredes, contra los otros chicos, contra
las sillas, Juul veía las estrellas y empezó a bizquear. Entonces los
niños empezaron a llamarle: ¡bizco! ¡Cegatón! ¡Juul es un cegatón! Juul cerró fuertemente los ojos hasta que se le salieron de las órbitas, cayeron al suelo como dos canicas calientes,
pero no botaron. Tenía tanto, pero tantísimo dolor, que apenas podía
pronunciar una palabra, gemía, babeaba y balbuceaba mientras los otros
le decían: ¡tartaja! ¡Baboso! ja, ja, ja ¡miren, Juul no sabe hablar! Juul metió su lengua en un enchufe de la luz, se quemó media boca y su lengua, desapareció.
El
dolor era tan insoportable que Juul apenas podía caminar, las piernas
se le torcían y le fallaban y los chicos le decían: ¡Juul el patizampo!
¡Juul piernas torcidas! Juul se fue al tren, puso las piernas sobre las vías, cuando éste pasó dejó un gran reguero rojo.
Alguien
encontró a Juul, alguien lo sentó en una silla de ruedas, y mientras
Juul empujaba y empujaba para escapar los niños seguían gritándole:
¡Juul el ruedas! ¡Juul el ruedas! cuando le alcanzaron, le mancharon de
porquería las ruedas y ahí donde él tenía que agarrarse para escapar. De
la rabia que le dió metió sus manos en agua hirviendo, para tenerlas siempre limpias, pero estaba tan caliente, que se quemó;
y le salieron ampollas y llagas que le supuraban. El médico las mandó
amputar y los chicos le decían: ¡brazos de salchicha! ¡Desgraciado! Juul
se hizo llevar al zoo, a la jaula de los leones, metió los brazos por los barrotes y un león se los comió.
Juul
sólo era cabeza y torso y los niños decían: ¡qué pena de torso! ¡si no
lo tuviese podríamos jugar al fútbol con su cabeza! Así que entre todos tiraron y tiraron hasta que le separaron la cabeza del tronco.
Pero resultó que la cabeza, aunque se podía chutar, no botaba bien; y
los niños, cansados, dejaron a Juul abandonado en la zona de penalti.
Alguien pasó por allí, lo recogió, le dió de comer, lo mimó, le pusó un
lápiz en la boca, le ofreció un papel y le preguntó: -¿pero qué te ha
pasado? A lo que Juul contestó: