jueves, 9 de marzo de 2017

Me inspiro en Roald Dahl para aprender a escribir con imaginación



TRABAJO DE CASTELLANO PRÁCTICO

0. Acaba la lectura del libro

1. Escoge un pasaje del libro en el que suceda alguna anécdota que te llame especialmente la atención.              

2. Subraya los adjetivos en el libro en lapìz.

3. En una hoja realiza las tareas siguientes

4. Título:               EJERCICIO DE ESCRITURA CREATIVA               
                                   Boy, relatos de la infancia. Roald Dahl                      

5. Indica las páginas en las que se encuentra el párrafo elegido y el inicio y el final del párrafo de la siguiente manera:       
Capítulo:
Páginas:
Texto: 
6. Escribe los adjetivos subrayados en una lista.
7. Escribe una anécdota en la que tu seas el protagonista y en la que hagas alguna travesura a alguien conocido. Utiliza para tu texto algunos los adjetivos subrayados (al menos 10 adjetivos).
Puedes cambiarles el género y el número (masculino o femenino, plural o singular)
Puede ser una anécdota real o inventada. Tu texto debe tener entre 100 y 300 palabras.              

8- Pon un título a tu texto.

9- Al cabo de un par de días vuelve a escribir el texto para mejorar su coherencia y estilo. Hazlo a continuación del primer texto con el título: "Segunda versión".

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Para el ejemplo que vas a leer a continuación me he basado en el siguiente párrafo del libro:

El viril prometido se puso a llenar la pipa. Le estuve observando en la operación de atacar muy cuidadosamente la cazoleta con el tabaco que sacaba de una bolsita de hule amarilla. Había terminado de hacer esto y se disponía a encenderla cuando la hermanastra le llamó para que fuese al agua con ella. De manera que dejó la pipa en el suelo y acudió a la llamada. Yo miraba obsesionado la pipa que había quedado allí abandonada sobre la roca. A dos palmos de ella divisé un montoncito de cagarrutas de cabra secas, todas tan redonditas y renegridas como pequeñas aceitunas, y en ese mismo instante comenzó a despuntar en mi mente una interesante idea. Recogí la pipa y, con unos golpecitos, la vacié totalmente de tabaco. Luego tomé las cagarrutas y las desmenucé con los dedos. Con mucho cuidadito vertí en la cazoleta de la pipa estos excrementos desmenuzados, atacándolos con el pulgar exactamente como había visto hacer siempre a nuestro viril enamorado. Concluida esta operación, puse encima una fina capa de tabaco auténtico. La familia entera me había estado observando. Nadie decía una palabra, pero yo podía percibir muy bien un aire de general aprobación. Volví a dejar la pipa en su sitio y nos quedamos todos esperando el retorno de la víctima. La familia en pleno estaba unida ahora en esto, incluso mi madre. Yo les había inducido a entrar en el complot simplemente dejando que vieran lo que hacía. Era una conspiración familiar muda, pero no poco alarmante. Volvió al fin el viril prometido, chorreando agua del mar, fornido, saludable, bronceado, sacando ostentosamente el pecho.
—¡Qué baño! —anunció al mundo
—. ¡Espléndida, el agua! ¡Algo grandioso!


EJEMPLO DE TRABAJO:



Mar Sauret          

EJERCICIO DE ESCRITURA CREATIVA
Boy, relatos de la infancia. Roald Dahl
Capítulo: Tabaco de cabra           
                  Páginas: 191 a 192         
                  Texto:  "El viril prometido se puso a llenar la pipa.  (...) ¡Algo grandioso!"
LISTA DE ADJETIVOS DEL TEXTO:
viril, amarilla, obsesionado , abandonada , secas, redonditas , renegridas , pequeñas ,    mismo , interesante , desmenuzados, auténtico, entera , general , unida , familiar , muda,
                  alarmante, fornido, saludable, bronceado, espléndida, grandioso.

TÍTULO: Las galletas picantes de mi gato
Yo tenía un gato.... fornido, .... inseparables...
mi tía era muy pesada
pensamos en hacerle una broma pesada
se puso hecha una fiera
...

"Segunda versión"

Cuando yo tenía 8 años solo tenía un amigo: mi gato. Yo era un poco enclenque pero mi
                  gato aparentaba muy viril con su cuerpo fornido y su pelaje bronceado. Tenía las patas
                  un poco pequeñas y redonditas y era un guasón. Yo  con él me sentía muy a gusto. Él
                  vivía en un grandioso castillo de madera en nuestra humilde casa familiar. Mi gato y yo
                  estábamos muy unidos. Éramos amigos inseparables.
Un día vino a vernos mi tía Enriqueta. La verdad es que la pobre era un poco pesada. Se
                  pasaba la vida entera hablando de su espléndida y saludable vida de rica. Para mi no
                  era nada interesante. La verdad es que era una auténtica pesadilla. Como teníamos
                  ganas de que se fuera pronto, mi gato y yo tramamos un plan perfecto para conseguir
                  que se quedara muda. Estaba claro que si no podía hablar se iría a su casa puesto que
                  su único objetivo era contarnos sus aburridísimas historias de pija.
Mi gato me ofreció sus galletitas picantes amarillas que parecían pastelitos de
                  mantequilla de una marca cara y las puse en un plato al lado del café de mi tía. Como
                  además de cotorra era muy golosa, no tardó ni un segundo en ponerse un buen puñado
                  de ellas en la bocaza. Al instante se puso colorada de vergüenza, rabia y mal sabor de
                  boca y se fue sin decir nada. Solo levantaba el dedo amenazador hacia mí y mi
                  maravilloso gato. Nos quedamos todos con la palabra en la boca. ;)