La carta de amor más bonita del mundo
«Bartolí, anoche sentía como si muchas alas me acariciaran toda,
como si en las yemas de tus dedos hubiera bocas que me besaran la piel.
Los átomos de mi cuerpo son los tuyos y vibran juntos para querernos.
Quiero vivir y ser fuerte, para amarte con toda la ternura que tú
mereces, para entregarte todo lo que de bueno hay en mí y que sientas
que no estás solo.
Cerca o lejos, quiero que te sientas acompañado de mí, que vivas
intensamente conmigo, pero sin que mi amor te estorbe para nada en tu
trabajo ni en tus planes.
Que forme yo parte tan última en tu vida, que yo sea tú mismo, que si te
cuido, nunca será exigiéndote nada, sinó dejándote vivir libre, porque
en todas tus acciones estará mi aprobación completa.
Te quiero como eres, me enamora tu voz, todo lo que dices, lo que haces,
lo que proyectas. Siento que te quise siempre, desde que naciste, y
antes, cuando te concibieron. Y a veces siento que me naciste a mí.
Quisera que todas las cosas y las gentes te cuidaran y te amaran, y
estuvieran orgullosas como yo de tenerte. Eres tan fino y tan bueno que
no mereces que te hiera la vida.
Te escribiría horas y horas, aprenderé historias para contarte,
inventaré nuevas palabras para decirte en todas que te quiero como a
nadie.»
Frida Kahlo, Mara, a Josep Bartolí. "Nuestra primera tarde solos. 29 de agosto (de 1946)"