El limonero lánguido suspende...
El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera;
tibia tarde de marzo,
que al hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...
Sí, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.
Cuando sea mi vida...
Cuando sea mi vida,
toda clara y ligera
como un buen río
que corre alegremente
a la mar,
a la mar ignota
que espera
llena de sol y de canción.
Y cuando brote en mi
corazón la primavera
serás tú, vida mía,
la inspiración
de mi nuevo poema.
Una canción de paz y amor
al ritmo de la sangre
que corre por las venas.
Una canción de amor y paz.
Tan solo de dulces cosas y palabras.
Mientras,
mientras, guarda la llave de oro
de mis versos
entre tus joyas.
Guárdala y espera.
Antonio Machado
La maleta catalana de Machado
El poeta murió hace 80 años en el exilio de Cotlliure tras nueve meses en Catalunya
Y hay cosas que sólo la guerra nos hace ver claras. Por
ejemplo: qué bien nos entendemos en lenguas maternas diferentes”. Esta
frase la escribió Antonio Machado en un artículo para La Vanguardia que se publicó el 6 de octubre de 1938, en plena guerra. Machado se había refugiado en la capital catalana, convertida en capital de la República Española ante el asedio de Madrid.
Machado escribió durante los últimos meses de la Guerra Civil 25 artículos para este diario. El último, el 6 de enero de 1939, y parece que tenía otro a punto sobre el general republicano Vicente Rojo pero ya no llegó a tiempo porque el 22 de enero fue evacuado de Barcelona y un mes después moría en Cotlliure.
En ambulancia
Ante el avance del ejército franquista, el poeta y su familia salieron hacia Francia
Mañana viernes se cumplen 80 años de la muerte de
Machado y el cementerio de la población rosellonesa donde está enterrado
será escenario de varios actos conmemorativos a los que el presidente
del Gobierno, Pedro Sánchez, ha prometido su asistencia. El domingo está
previsto que Sánchez viaje a Montauban, para visitar la tumba del
presidente de la República Manuel Azaña, fallecido en 1940 –será la
primera visita de un presidente de Gobierno español en activo–, y
posteriormente se desplazará hasta Cotlliure, al cementerio donde
reposan los restos del poeta, y a Argelers, en cuyas playas hubo uno de
los mayores campos de internamiento después de la retirada.
Machado y su familia son un símbolo de una retirada en la
que participaron casi medio millón de personas. El poeta salió de
Barcelona acompañado de su madre, Ana Ruiz, su hermano José y la mujer
de este, Matea Monedero. Con ellos iban también el filósofo Joaquim
Xirau Palau y su hermano Josep. Un año antes este diario anunció sus
colaboraciones con una ditirámbica presentación: “Don Anto- nio, cargado
de años, de laureles y de achaques, ha renunciado a su derecho al
descanso y mantiene vivo, juvenil y heroico el espíritu liberal que
informó su obra y su obrar”.